Ensoñación excesiva 😴: ¿Un escape de la realidad?

Soñar y soñar. El mundo ideal solo lo viven aquellos capaces de imaginarlo.

Desde muy pequeña, mil historias han habitado en mi cabeza, desde relatos cortos hasta historias de vidas de principio a fin. Comenzó cuando tenía unos cinco o tal vez seis años. Me gustaba crear historias alternas sobre los shows de televisión que veía; cambiaba personajes, les agregaba otros, a veces incluso me agregaba a mí misma para emparejarme con el personaje que me gustaba de la serie o telenovela.

Fue evolucionando a medida que pasaba el tiempo y comenzaba a ver otras series. Ya no era todo felicidad, sino que había otros factores como el desamor, discusiones, envidia, celos, entre otros. Cada vez más y más creativos, pero sobre todo, con más y más drama. Yo añoraba las horas de la noche para acostarme a “soñar despierta” o como en ese momento lo llamaba, “hacer un sueño controlado”, e incluso tomaba siestas en la tarde, solo para dedicarme a imaginar.

Este hobbie no lo adopté yo sola, lo compartía felizmente con mi hermana mayor. Ambas hacíamos nuestras historias en primera instancia y todos los días sacábamos un rato para compartir el progreso de las tramas de cada una. De hecho, tengo unos recuerdos bastantes interesantes de nosotras estando en el parque, cuando mi padre nos llevaba a jugar, e imaginándonos que éramos los personajes de este show famoso que veíamos en el momento. Ya no solo nos limitábamos a imaginarlo sino que, por igual, lo actuábamos.

Fuimos creciendo y madurando, sin embargo, este hobbie seguía presente en nuestras vidas, o al menos en la mía (No sé si mi hermana lo sigue haciendo, pues no hemos discutido el tema en la actualidad). Pasé de tenerlo todo en la mente a escribir las historias de vez en cuando. Sin embargo, la imaginación nunca cesa, y honestamente no es algo que me moleste. De hecho, me gusta.

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Algo que he notado es que cuando estoy teniendo un mal día afuera, ya sea por aburrido o estresante, siempre añoro regresar a casa para llegar a imaginar a mi lugar seguro. Parte de mí a veces tiene el mismo deseo que mi yo de seis años; que llegue la hora de dormir para comenzar a imaginar.

Cuando estoy sola en casa, a veces hablo en voz alta con los personajes de mi historia, e incluso puedo actuar una que otra cosa de la imaginación. Esto puede parecer desconcertante para algunos pero la verdad es que sé diferenciar perfectamente la realidad de la ensoñación, es solo que se siente más real y dramático de esa forma, y es algo que se ha ido desarrollando con el tiempo de manera completamente natural.

Algo que me resulta curioso es que si una historia en particular me gustó mucho, la puedo repetir varias veces de la misma forma, hasta cansarme. Como si viera una serie y repitiera una y otra vez la misma temporada.

En la actualidad, mis ensoñaciones siguen tratando numerosos tópicos e incluso existen varios escenarios totalmente imaginados en mi cabeza en donde se desarrolla la historia.

Hoy, buscando en internet si era normal imaginar tanto, me he topado con que esto tiene un nombre, a pesar de ser una condición de la cual aún no se sabe lo suficiente. Se llama Ensoñación Excesiva, y al parecer se tiende a desarrollar desde pequeños como un mecanismo de escape de la realidad.

Espero que mi pequeña historia pueda servir en algún momento a alguien así sea a no sentirse solo.