Es tan increíble cómo un momento puede pasar tan insignificantemente como cada segundo que el reloj ha marcado durante toda nuestra vida, pero ese segundo, exactamente ese segundo puede cambiar nuestro mundo, la forma de pensar, nuestros hábitos y convertirse en un estilo de vida totalmente renovado.
A todos nos ha pasado que un día pensamos una cosa y al otro día vemos lo mismo de una manera muy diferente. Sí, todos crecemos, tanto mental como físicamente y no es algo que podamos evitar, pero mirándolo positivamente, tan solo se trata de que nuestra mente se está abriendo a nuevos intereses, a nuevas experiencias y a nuevos pensamientos. A la vez que vamos madurando para la sociedad y para nosotros mismos.
La gente suele cambiar, ¿no les ha pasado que ven a un ex compañero de clases de la primaria/secundaria y está totalmente diferente a como era antes? Antes podría ser extrovertido, de los que se la pasan detrás del salón lanzando bolas de papel a todos, o los que molestaban a las niñas pegándoles chicles en el pelo. Pero ahora puede ser todo un caballero, alguien nuevo, renovado. Una persona a la que nunca conociste. Sin embargo, estos cambios llegan para bien, estos cambios nos hacen ser quienes somos el día a día.
Nunca desees que alguien no cambie, más bien, deséale que siga cambiando para bien. Estar estancado siendo de una manera es pesado, agotante y no natural. Nadie debería sentir la presión de no crecer mentalmente para no decepcionar a nadie. Al contrario, crecer es sano, y te sana.
Esto es lo que somos. Personas que se mantienen cambiando con el paso del tiempo.
Esto es lo que soy, y estoy orgullosa de serlo.
Presta atención a cómo cambia tu visión del mundo. Ama, vive, disfruta, aprende y nunca pero nunca dejes de crecer.
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Y tú, ¿Qué haces para crecer?
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